Para la gente que llega de Cuba la dificultad de adaptación es mayor. Si bien muchas de las personas que llegan a Canadá desde países latinoamericanos ya conocen muchos de los conceptos que abundan en el capitalismo, en Cuba hay muchas lagunas y hace que la gente cuando salga por primera vez de la isla se enfrenten a un mundo exterior que parece, a primera vista, un gran monstruo. Las tarjetas de crédito, las operaciones bancarias, el trato de las personas, un salario con el que puedes vivir y un largo etcétera. Son muchas las novedosas variables que entran en la ecuación y la gente va aprendiendo poco a poco, se van superando a sí mismos. Si sabes inglés y francés, eso te convierte de hecho en trilingüe, algo que siempre es importante para la vida y para el mercado laboral. No son pocas las compañías en Montreal que buscan personas que sepan hablar español. El hecho de hablar tres lenguas te posiciona anímicamente y objetivamente por encima de los quebequenses, quienes en su gran mayoría conocen solo una (muchos odian el inglés y no quieren ni estudiarlo, ni aprenderlo).
Inmigrar es una dura asignatura emocionalmente hablando sobre todo si vienes del Caribe donde todo el año hay una magnífica temperatura. No todos los que se van tienen la posibilidad de irse a un lugar con un clima parecido o medianamente pasable. Si tu destino es un país frío, un país norteño, tienes que luchar contra los inviernos, la forma de vestirse, los cambios de temperatura, la falta de sol, la doble depresión de estar lejos de tu tierra y de tener que evitar salidas en invierno cuando afuera hace -30. Desempeñarte en sociedad es complicado cuando tienes dudas del idioma y tratas de no hablar mucho para que no se burlen de ti o para no decir disparates. Pero si no hablas y no practicas, nunca lograrás mejorar tu verbo. Y en el idioma, mientras más práctica exista, más se avanza.
Es opinión generalizada en muchas partes del mundo que los cubanos tenemos buena instrucción, solo que nos falta la cultura de ver mundo, algo que se comienza a adquirir desde que pones un pie fuera de Cuba y comienzas a darte cuenta que el mundo no se reduce a Cuba y a Estados Unidos, o que el capitalismo no es tan malo como te lo pintaban en el Noticiero Nacional de Televisión. Lo cierto es que en este planeta no hay lugar perfecto. Los países fríos gozan de buena economía y buen nivel de vida, vasta cultura, pero sus habitantes son fríos y su mentalidad difiere mucho de la de los países cálidos, donde hay buenas playas, sol todo el año, donde las economías no son del todo felices y donde mucha gente lucha, día a día, por sobrevivir, pero se sienten contentos, por tener la alegría de la vida.
No, no hay lugar perfecto en el planeta Tierra. Todos tienen sus pros y sus contras. Hay que saber poner las cosas en una balanza y cada cual decidirá lo que cree que es mejor. A estas alturas, si ya has dado el paso hacia adelante o si estás por darlo, debes ser consecuente con tu elección y darte cuenta que inmigrar es un arte. Sigue adelante y enfrenta tu destino. No hagas algo de lo que te puedas arrepentir mañana. Aprende las nuevas lecciones, no bajes la cabeza, siéntete dueño del mundo. Recuerda que la inmigración es para gente valiente.