jueves, 1 de diciembre de 2011

Historia de un CSQ en espera…(1)

Una pareja que tuvo su entrevista en La Habana recientemente ha querido compartir con todos los lectores de Día Q su experiencia de la entrevista. Mil gracias a A&M por compartir sus vivencias. Les cedo la palabra.

Hola seguidores de Día Q,

Queremos narrar nuestras vivencias y así retribuir esa ayuda que ha representado para nosotros este maravilloso blog, que se ha convertido en consulta obligada para los que hemos decidido aventurarnos en esta idea de buscar nuevos horizontes con el fin de alcanzar ambiciones y sueños. Aquí va nuestra historia para Dia Q, sitio en cual su autor ha invertido tiempo y esfuerzo para unirnos en este empeño y facilitarnos nuestro camino hacia esa sociedad a la cual añoramos pertenecer. A Día Q, nuestro agradecimiento y reverencia por su incondicional ayuda. Aquí va la historia:

Nuestra entrevista estaba fijada para las 3:30 pm. Llegamos a la embajada aproximadamente a las 2:30. Al llegar a la puerta nos atendieron amablemente, nos hicieron pasar al interior después de confirmar que teníamos entrevista para la hora mencionada, nos revisaron nuestros portafolios porque no se puede entrar con dispositivos electrónicos, entiéndase calculadora, móviles, Ipods, en fin, cualquier dispositivo electrónico. Nos pidieron que nos sentáramos en unas sillas que tienen en el portal de la embajada. Un poco después de las 3:00 nos comunicaron que podíamos pasar para un pequeño salón de espera, frente a unas cabinas donde 2 recepcionistas orientan sobre los trámites  de la embajada y reciben la documentación para los mismos. Ahí está instalado un TV donde proyectan videos sobre Canadá y guías de los procedimientos para los trámites con la embajada. Al lado hay dos pequeñas habitaciones donde se desarrollan las entrevistas.

Casi a las 3:30 salio la pareja anterior, muy contenta porque había obtenido el CSQ. Unos minutos después una de las recepcionistas nos pidió que entráramos a la cabina de entrevistas, la cabina número 2, eran exactamente las 3 y 30 de la tarde, hora acordada. Era un consejero, un hombre de unos 50 años. Muy amable y con una cordial sonrisa nos pidió que nos sentáramos, nos dijo su nombre y que iba a hacernos unas preguntas sobre nuestro proyecto de inmigración y sobre nuestro trabajo, guiado por nuestra demanda de solicitud de selección. En toda la entrevista nada de español, salvo una vez que dijo la palabra ahora, al parecer para reforzar que lo que estaba diciendo era en ese momento de la entrevista pero nosotros habíamos comprendido bien la idea. Primero preguntó si estábamos casados, solo eso, no pidió nuestro certificado de matrimonio.

Después pregunto si teníamos niños y si habíamos estado alguna vez en Canadá. También si habíamos visitado varios lugares aquí en Cuba a lo que contestamos que sí, que nos gustaba mucho viajar, entonces nos preguntó que cuál era el último lugar al que habíamos viajado, qué era ese lugar y que habíamos hecho allí además de la manera en que nos transportamos cuando hacemos estos viajes. Entonces comenzó a preguntar solo a mi esposo, que es el  aplicante principal. Le pidió que le mostrara el título y la certificación de notas de nivel universitario. Le preguntó después si había cambiado de trabajo en los últimos 5 años que era lo que les interesaba a ellos y que le mostrara la última atestación de trabajo de su empleador. Entonces le pidió que si por favor tenía algún otro documento como una hoja de pago u otro donde él pudiera ver su salario, nos mostró un modelo muy parecido a la tarjeta SNC-2-25. Entonces mi esposo le mostró la fotocopia de su tarjeta de salario explicándole que eso era un documento oficial y que no lo prestaban para sacarlo de la empresa, pero que nosotros teníamos una fotocopia certificada por la persona que elabora este documento, estuvo muy de acuerdo con eso, le entregamos además una hoja con los últimos recibos de pago.

Después preguntó que hacía él como ingeniero eléctrico. Mi esposo dijo cuáles eran sus funciones e incluso le mostró algunas fotografías de su trabajo. Se interesó mucho por uno de los trabajos y comenzó a preguntar en inglés sin previo aviso, pero mi esposo comenzó a responder en francés. El consejero lo interrumpió entonces y le dijo que por favor debía responderle en inglés; mi esposo trató de explicarle en francés que habíamos estudiado el idioma oficial por dos años y que no nos habíamos ocupado de retomar el inglés, pero igual interrumpió pidiendo que toda la conversación se desarrollara en inglés, él trató pero realmente solo lograba decir frases con un 30 porciento de ingles y un 70 porciento de francés. El consejero siguió preguntando en inglés, hasta que mi esposo le pidió que le disculpara pero que realmente había perdido la práctica del idioma inglés después de haber estudiado francés esos dos años.

Todo el tiempo anterior, cada vez que él hacía preguntas y nosotros respondíamos el tecleaba en una computadora y anotaba algunas cosas. Esta última vez se demoró bastante, pudieron ser 5 minutos, pero el silencio pareció ser de media hora, fue una situación un tanto incómoda aunque esperábamos pacientemente mientras él tomaba sus notas. Después terminó y agradeció a mi esposo con mucho respeto. Comenzó entonces a preguntarme a mí. Me pidió los mismos documentos: mi título, mi certificación de notas y mis atestaciones de trabajo y devolvió todos los documentos después de revisarlos rápidamente pero con mucha atención en algunos detalles. Al darse cuenta que no le había verificado la fecha a mi atestación de trabajo y ya había devuelto el documento, lo volvió a pedir para asegurarse que estuviera también actualizada (es muy importante la actualización de este documento). Después me preguntó cuales eran las funciones de un ingeniero industrial. Le dije las funciones generales de un ingeniero industrial que coincidían con las que yo hacia en mi empresa, pero realmente esperaba que me preguntara más, específicamente sobre mi puesto de trabajo en particular. Él tecleaba todo el tiempo.

Mientras lo hacía aclaré que yo era especialista en Recursos Humanos (ya sospechaba que no preguntaría nada más sobre mi profesión y mis funciones específicas de trabajo), que podía trabajar en otras ramas, que la gestión de RRHH era solo una rama de la ingeniería industrial, que podía trabajar en calidad, logística, producción. Le dije que además había sido profesora y me dijo que sí, que lo había leído en mi solicitud de CSQ. Después nos preguntó si habíamos buscado ofertas de trabajo y le mostramos todas las ofertas que teníamos, le hablamos de los sitios donde habíamos buscado y que la ciudad para donde íbamos tenía muchas posibilidades para nosotros. Nos preguntó que por qué queríamos ir para allá, le explicamos en un principio que porque teníamos buenos amigos allí que nos habían ofrecido su ayuda, le mostramos un correo que ellos nos enviaron hace algunos días, y le explicamos que además habíamos buscado empleo en las cercanías de este lugar y que las condiciones eran favorables, que habíamos encontrado muchas ofertas.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

M decididamente te ha salido muy bien la parte de escritora, me alegro mucho por ustedes, no imaginan cuanto, en nuestra isla se nos niega el derecho a desarrollarnos, es una lastima que personas tan buenas y talentosas como ustedes y otros tantos compatriotas tengan que salir a buscar en otros sitios lo que se nos niega en nuestra patria, yo creo que igual me gustaria vivir en canada aunque Cuba tuviera libertades, canada es un gran pais, nos vemos en la otra orilla, los quiero.

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