Moticas de algodón Compartir

Han pasado 11 días desde que cayó sobre Montreal la mayor nevada de su historia y aún no se ha recogido toda la nieve que cayó en unas 15 horas ese 27 de diciembre del 2012 que quedará marcado para la historia    de la metrópoli.

Ese día tuve que salir a la calle y mucha gente decía que parecía que se acababa el mundo. Un fuerte viento unido al frío -no tan mordaz ese día- además de la abundante nieve caída hicieron de la jornada un día particularmente difícil, pero tan impresionante fue la nevada como lo fue más el hecho de constatar una vez más -como siempre ocurre en estos lares- que las personas fueron a trabajar, los comercios abrieron, el transporte público (aunque algo lento y se entiende la razón) siguió circulando. Montreal no se detiene, ni aún con su mayor nevada histórica, que supero en casi 3 centímetros a aquella de 1971 conocida como la tormenta del siglo.

Dicen los quebequenses que la nieve es linda y aquellos que nacieron aquí la adoran al tiempo que recomiendan a los inmigrantes hacer deportes invernales y salir al exterior para no quedarse en la soledad de un frío apartamento. Para aquellos que la observan desde el más allá a través de fotos y que no han podido vivir la experiencia en carne propia significa  una experiencia a pasar y muchos la ven de buen grado. Para aquellos que la han vivido y la toman con espíritu deportivo, la nieve significa un modo de vida, una forma de pensar y una manera de hacer y decir.

Este invierno viene fuerte y ya lo habían predicho. El anterior fue un juego de niños. Este está dentro de los parámetros de lo que es el verdadero invierno en estas tierras norteñas. Por lo pronto. a partir de mañana entrara una masa de aire del acalorado sur que traerá un poco de reposo y buen humor a aquellos que ven en el invierno un suplicio.

Categorías: Invierno