sábado, 9 de abril de 2011

La cultura de la enajenación

En los países latinos y Cuba no es una excepción, la cultura del ruido esta generalizada. Desde la persona que grita "Chofer, ábreme la puerta" para descender en la parada de una ruta de ómnibus, hasta los que gritan en plena calle y ponen música por todo lo alto para que el barrio completo se entere de que está contento y que quiere compartir su colección musical con ellos. Es parte de la idiosincracia de los pueblos latinos, es el clima, el calor. Alguien me dijo una vez que el clima es parte de las culturas del pueblo y viceversa. En este caso, Canadá es frío en los dos sentidos: el clima y la gente.

Aún cuando Montreal es un poco diferente (en general Quebec) al resto del Canadá, de todos modos, siguen siendo gente fría desde nuestra percepción latinoamericana, habituados a una vida de bullicios. Aquí raramente se ve a alguna persona vociferando en la calle, y si alguien lo hace seguramente no es un canadiense, las colas se respetan y nunca se pide el último (nota para los cubanos para que no pasen pena), las personas por lo general son bien tratadas al llegar a los lugares, en los omnibus nadie grita que le abran la puerta porque eres tú mismo el que la abres, y así pudieran ponerse otros ejemplos. Pero lo que sí es algo propio de esta ciudad es lo que he dado en llamar "la cultura de la enajenación"

No sé si esto ocurra en otras países, en otras ciudades, o en otras latitudes de este mundo nuestro, pero es parte de la cultura de Montreal, al parecer, la distracción pública con los juguetes electrónicos de turno. Ciertamente, en el metro, en el ómnibus te encuentras personas que leen una revista, un libro o los periódicos del día, mientras la gran mayoría de los viajantes se entretienen y pasan su tiempo, con sus iPod, iPad, iPhone y demás aparatos de la familia i-Algo. Cada cual va en su mundo. Puedo entender que la gente escuche música con su iPod, para eso están hechos, pero lo que sí me parece un vicio es que cuatro de cada cinco personas que se ven en los transportes públicos se la pasan jugando con alguna nueva aplicación descargada para su iPhone o que estén en plena sesión de chat, revisando su página de Facebook, o enviando mensajes a Twitter diciendo "Voy a bajarme en la próxima parada".

Todos estos aparatos están hechos al final para que la gente los disfrute y los use en la vida cotidiana, en la calle, esa es su función y esto es, en parte, lo que he traído la revolución de las redes sociales y el consumo de sus tecnologías, esto es lo que las compañías que lo producen persiguen con sus "juguetes" inteligentes, pero creo, fráncamente, que hay un límite para todo. Este fenómeno no es más que una muestra de la idiosincracia de la región y cómo la tecnología del siglo XXI ayuda a la gente a disipar su mente luego de una jornada de trabajo, o a mantenerse en un estado de lejanía de la realidad sin saber ni siquiera quién tiene sentado al lado de su asiento. Y la tecnología moderna permite que las personas pueden tener estos momentos de escapes de la realidad, la perfecta coartada para enajenarse.

3 comentarios:

Boris dijo...

Ah... yo soy eso que llaman un "evangelista" de las redes sociales y las nuevas tecnologías. Creo profundamente en un cambio de patrones de comunicación. Las futuras generaciones ya no se relacionarán como nosotros, los nacidos en el siglo XX, sino de otras formas muy matizadas por la tecnología, ni mejores ni peores.
Ese fenómeno de los teléfonos celulares tiene una expresión muy graciosa en La Habana: la gente sube a las guaguas y pone música en sus móviles, a máximo volumen... como buenos latinos que somos.

Anónimo dijo...

pues si, en canada tenemos una falta muy grave de calor humano y una abundancia de sonrisas artificiales. y no solo por el clima, pero por ser consumidores, diariamente y desde casi el nacimiento manipulados por publicidades comerciales, porque una persona infeliz y sola es un buen consumidor. comprandose cosas, uno se siente mejor. y comprandose i-algos, uno se hace una comunidad de amistades imaginarios, porque no tiene amigos en la vida real.

Anónimo dijo...

Bueno pienso que realmente depende de como lo vea cada cual ,en realidad es cierto que no es el mismo calor humano que estamos acostumbrados nosotros ,que mas bien es meternos en la vida de los demas lo mas que podamos y opinar de todo ,incluso cuando nadie te lo ha pedido ,pero decir que hay falta de calor humano en Canada es otra cosa ,mas bien cada cual esta en lo suyo ,pero los Canadienses y sobre todo los Quebecos son cordiales y amistosos tal vez deberias dejar un poco mas de espacio dentro de tu burbuja y veras como encuentras muchas cosas.Personalmente he apreciado miles de sonrisas calidas y reales .Amigos son dificiles de hacer pero nada es imposible.

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